Una de las novelas que me ha acompañado durante muchos veranos, este pequeña joya de la inmortal Agatha Christie, es, por lo original de su título, una de las más recordadas. Protagonizada por el genial y extravagante Hercules Poirot, es una de esas obras que se adora o que se odia. Aunque a nivel literario no es de las más profundas y complicadas, y su final se intuye desde casi la mitad de la novela, su desarrollo psicológico y lo original del planteamiento, la convierten en una amena lectura: Hace muchos años, el coronel Ravenscroft y su distinguida esposa, Lady Ravenscroft, fueron encontrado muertos cerca de su finca, con todas las trazas de ser un doble suicidio. Ahora, algunos miembros de su familia quieren que se reabra la investigación, confiando en la memoria de los elefantes para esclarecer la verdad…Los elefantes, y el inimitable Hercules Poirot, el pequeño detective belga que una vez más pondrá a prueba su sagacidad. Es un argumento interesante: Reabrir un caso de asesinato que sucedió hace mucho tiempo, en un lugar aislado…Harriet Vanger, supongo.
En definitiva, pequeña obrita del género de detectives, no especialmente brillante, pero con el sello inconfundible de Agatha Christie que nos impulsa a releerlo una y otra vez, para volver a disfrutar de los “placeres” de la campiña inglesa, con sus cottages, sus tés, sus asesinatos, y sus extraños detectives.
La edición que he leído es, por supuesto, de la editorial Molino, Serie Biblioteca de Oro, en tapa blanda, clásico donde los haya. Creo que las únicas obras que recuerdo de esta serie son las de Agatha Christie, y, viceversa, no concibo una obra suya que no esté en este formato.
Que aproveche